¿Que si soy valiente? Sólo te contaré algo, he visto cosas que me han destrozado el alma, he escuchado cosas que me han matado por dentro, he visto como desconfiaron de mi cuando más leal he sido, he vivido la traición cuando más confianza he dado, pero ¿sabes algo? Estoy aquí de pie con ganas de amarte y brindarte mi apoyo en el momento que lo necesites.
Hoy he visto a mi familia llorar. Despedimos a mi abuela entre familia y conocidos, llorando. No me da miedo llorar, ya no necesito tener ese control del todo. Me muestro tal cual soy y si tengo que llorar lloro, y si tengo que querer, amo. No me da miedo expresarme y no me da miedo decir lo que siento.
Era la última de todos mis abuelos, y la que más me cuidó de pequeño. Lo era todo para ella. Y he visto el vacío que ha dejado en mi familia. En mi madre y en mi tía, sus hijas. Es duro ver llorar a la gente que quieres. Quizá es para lo único que no estoy preparado en la vida. Y he sentido la necesidad de llorar con todos. ¿Para qué esconderme? Es una tontería. Hoy he mostrado un sentimiento tan bonito y sano como es el sentir tristeza por alguien que ya no está, llorar sin freno ni vergüenza.
He pasado la tarde hablando con personas que hacía años que no veía, amigos de la familia con los que me he criado, las mismas edades y mismos sueños e ilusiones. Muchos casados y con hijos y muy envejecidos. Todo el que me veía me decía que si había hecho un pacto con el diablo, que cómo podía tener la misma cara y apenas sufrir el paso del tiempo.
Y eso me ha hecho pensar. No sé qué tengo ni porqué existo. Me he sentado en uno de los sofás de la sala, a observar como la gente hablaba de recuerdos, familiares se reencontraban, sentían, y se ayudaban mutuamente. Yo en cambio, cogí el móvil, y me puse a mirar a la persona que amo. Me puse a hacerlo porque mirarla me tranquilizaba. Es como si mirarla hacía que me teletransportara a otro lugar, donde la paz y la serenidad invadían mi mente, y en gran parte la alegría de tenerla a ella en ese preciso momento.
No sé si hago bien las cosas, porque la vida no viene con un manual de instrucciones, no sé si quiera si las estoy haciendo bien ahora, dedicándola pensamientos y escritos a diario, (fluyen de mis dedos y siento la necesidad de encender el portátil y escribir), y no sé porqué a cada foto que veía sentía la necesidad de escribirla algo, algo relacionado con lo que me hacía sentir esa foto. No sé si hice más mal que bien. La verdad. Pero lo que sí sé es que lo hacía con todo el cariño de mi corazón, porque mi corazón lo sentía.
Cuando me he dado cuenta, llevaba más de hora y media en silencio mirando sus fotos. Es como si no hubiera sido consciente por ese tiempo de dónde estaba y con quienes estaba. Estaba sólo con ella. Aislado de cualquier daño o sentimiento de tristeza. En ese espacio de tiempo sentí la serenidad invadiéndome y la alegría. Sentía amor, amor de verdad, del de película. Era como si estuviese soñando despierto y no fuera consciente de ello.
De repente mi tía me agarró y me despertó de mi sueño. Ya no estaba con Tatyana. Volví al sepelio y mi tía me pidió que la abrazara. Fue como la cara y la cruz de los sentimientos. El dolor y el amor en un mismo momento.
Y es que hace mucho tiempo conocí al amor de mi vida. Aunque no lo quise entender, fue a primera vista, sin duda ella se enamoró de mi. La primera vez que nuestros ojos se encontraron, ella se dio cuenta. Yo he tardado un poco más. Qué suave era su piel. Desde entonces, ahí estamos. Pasamos tiempo separados y nos volvemos a encontrar. Y cuando nos encontramos la abrazo fuerte, y ella también me abraza fuerte, y me avisa por adelantado que la voy a liar. Que no es el momento adecuado, que habrá mil motivos seguramente para separarnos y no complicarnos la vida. Y siempre tiene razón. Pero aunque la cague mil doscientas veces, nunca se acaba de marchar. Siempre está.
Me besa mejor que nadie en toda mi vida. Cuando voy a descarrilar, es capaz de parar todos los trenes de mi mente. Sabe perfectamente cuál es mi estado y lo que necesito oír a cada momento. Lo da absolutamente todo por mí, aunque duela. La quiero más de lo que se lo demuestro.
Y tengo la absoluta seguridad de que nunca me dejará, pase lo que pase. Fiel, totalmente fiel. Y por eso te quiero Tatyana.
No se trata sólo de sexo. No me malinterpretes. El sexo es jodidamente genial, pero cuando tienes una conexión con alguien, cuando sientes algo tan fuerte por alguien, sólo un beso es suficiente para que tus rodillas se sientan débiles. Y simplemente no se puede superar eso.
Cómo echo de menos uno de tus besos cielo. Cómo echo de menos que me tiemblen las rodillas. Cómo te echo de menos entre mis brazos sentada encima de mis piernas en el coche, intentando despedirnos y no poder separarnos, mirar el reloj y ver como pasa el tiempo, tu encima mío y yo abrazado a ti oliéndonos el perfume. Ese que tanto nos apasiona a los dos.
Yo quiero darte lo mejor de mi, quererte como se quieren pocas cosas, consentirte y dedicarte todas estas letras que seguro nadie te escribió. Quiero amarte más allá de lo imposible… Estar siempre para ti, porque tu siempre sabes como atarme, un gesto, una palabra, un mensaje que me llena de ilusión, porque tal vez tu no me quieras, pero necesitabas que yo te quisiera. Esto sin duda es lo que más detesto de ti. Pero no me arrepiento de nada, al fin y al cabo, me has dado las noches de insomnio más hermosas de mi vida.
«Dicono che il mondo è di chi si alza presto. Non è vero. Il mondo è di chi è felice di alzarsi.»
Y digo todo esto porque todo esto es lo que sentí al ver tus fotos. Me las vi todas una y otra vez. Aunque la mejor es la foto que te hicieron mis ojos mientras sonreías. Esa era la mejor.
Y yo te necesito. Días como hoy te necesito cerca. Uno de tus besos, un café, una bocanada de aire fresco, buen sexo, buena música, la vida está hecha de efímeros placeres, los cuáles los quiero todos contigo.
No sé qué espacio necesitas. Ni qué tienes dentro de la cabeza, no sé si es miedo como el que tuve yo en su día cuando te dije que quería ser tu amigo y tu no te conformabas. No lo sé. He descubierto que sé muy poco. Y dentro de lo poco que sé lo más importante es saber que me he enamorado de ti.
Quizá necesites tiempo, o espacio, o estés hecha un verdadero lío como me dijiste, y no te entiendas ni tú. Y puede que yo la esté cagando mandándote audios, o escribiéndote aquí. No lo sé tampoco, pero es ni la vida ni tú veníais con libro de instrucciones, y ahora mismo estoy aprendiendo a cada paso que doy, me guío por sensaciones, por sentimientos que fluyen dentro de mi. Y te pido perdón si la estoy cagando, pero lo que estoy haciendo, lo hago con el corazón. Y tu sientes por mi. Lo sé, cada parte de mi cuerpo, mi mente lo sabe, y quizá te de miedo que complique tu mundo, o quizá que lo revolucione, porque sé que para interpretar necesitas energía… pero tu me enseñaste a liberar lo que llevo dentro, a dejar de controlarme, y parece que tu lo haces ahora. Porque si algo sé es que el Destino nos quiere juntos y que una parte de ti, la que me ama, fluye por salir.
Sin duda tu yo objetivo intenta encerrarla. Y yo te pregunto: ¿Porqué? tu sabes la de gente que pide sentir lo que sentimos nosotros, la de gente que se pasa la vida intentando que alguien sienta lo que siento yo por ti ahora… yo creo que la vida no está para desperdiciar sentimientos, yo creo que merece la pena arriesgar, porque cada puñetera neurona de mi mente, y cada célula de mi cuerpo, llevan días, semanas gritándome que eres TÚ…. Tú y nadie más que tú.
No tienes que sentir desconfianza, ni miedo, ni celos. Soy tuyo. Lo he dejado ya por escrito en miles de letras, fotos, sentimientos, frases, te he etiquetado en cada una de mis fotos, te he mostrado al mundo, he dicho que existes y que existes dentro de mi, para quedarte y no irte jamás.
Y hoy más que nunca, rodeado de gente que añoraba a alguien que se ha ido, me he dado cuenta que tenemos vida para vivir, vida para sentir amor, vida para brindar por la vida en tu corazón, vida para querer, vida para seguir aquí, vida para saber que no vivo sin ti.
Porque para quererte no necesito tenerte, te quiero libre; conmigo o sin mí. Te ofrezco mis brazos para estar juntos, o te doy mis alas para dejarte volar. Tú decides.
Y las personas que saben de dar abrazos, saben que el objetivo no es rodear a la otra persona con los brazos, si no acercar el corazón propio al otro.
Así que después de un día tan corto y a la vez tan largo, seguiré aquí esperando que me hables, que me llames, que demuestres que te importo un poquito al menos. Seguiré por ti, porque te quiero.
«Todo me lleva a ti, como si todo lo que existe, fueran pequeñas barcas que navegan, hacia las islas tuyas que me aguardan».
Esta foto la vi en internet, y te he imaginado en ella, porque es de tu estilo. Me recuerda a ti. Y mi mente hace el photoshop necesario para ponerle tu cara, tu pelo y tu cuerpo. Me encantas.
Con todo el cariño del mundo, todo el amor del que es capaz de dar mi corazón para ti Tatyana Suñé Rodríguez.
«Pero, en definitiva, ¿Qué es lo nuestro? Por ahora, al menos, es una especie de complicidad frente a otros, un secreto compartido, un pacto unilateral. Naturalmente esto no es una aventura, ni un programa ni -menos que menos- un noviazgo. Sin embargo, es algo más que una amistad.
Mario Benedetti